Si mi soledad fuera cometa.


Si mi soledad fuera cometa,
vagaría sin rumbo por el universo,
pasaría por cada planeta
y no se detendría a obsevarlo.

Si mi soledad fuera cometa,
sería pasajera e incluso fugaz,
no se detendría con la belleza
de un pedazo de piedra que irradia luz.


Si mi soledad fuera cometa,
ardería en celo sin saber por qué,
atravesaría un sendero de piedras
para sobrevivir o morir después.

Si mi soledad fuera cometa,
ni si quiera me quejaría de tu ausencia,
ni la remplazaría con otra oferta,
ni lamentaría que no volviera.

Pero mi soledad no es cometa.
Siento el peso de que no estés presente.
Siento el tiempo pasar por mi frente.
Siento el viento soplar mi vida.

Mi soledad no es cometa,
pero he aprendido a vivir con ella,
nos valemos el uno al otro,
y nos olvidamos de la espera.

Mi soledad no es un cometa,
pero, ¡ah!, qué buena compañera
cuando aprecias que en otro planeta,
ya me espera mi alma gemela.


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