¡Qué difícil tiempo para amar!

Heredando miedo donde hay sueño y libertad.
Tengo que callar una vez más;
mis palabras sobran, donde hablan los demás.

Y esque es muy difícil escuchar cómo mientras uno busca y busca, y llora y llora y se desespera y se queda sin respiración, hay otras personas, cercanas a tí, que emanan un romántico suspiro porque encuentran el alivio en un ser que se idealiza, que se ve con ojos de cristal ahumado, que se siente con pétalos de rosas o nubes de algodón.

Y yo aquí, sintiendo el humo. Aquí sintiendo una vez más cómo me asfixio, cómo no encuentro una respuesta a todas mis dudas, para calmar mi alma, para dejar de sentirme tan miserable, para dejar de torturarme con cosas insignificantes, con personas que según otros no valen la pena, con recuerdos vagos de chamarras azules y guantes enormes.

Y la filosofía de hace ya varios días: escuchar todas las versiones.

Yo ya no quiero escuchar versiones, ya sólo quiero que pase lo que tenga que pasar, pronto y ya, a la chingada. Pero soy masoquista.